En la tradición colombiana, el ramo de espiga se coloca en la casa como símbolo de abundancia, unión y protección. Es un gesto sencillo pero profundo: se invita a la prosperidad a entrar, se bendice el hogar y se agradece lo recibido.
 
Este ritual ancestral inspiró la creación de nuestra corona navideña, una pieza que transforma esa intención en un objeto decorativo lleno de luz.
 
Tejida en cuerda de algodón peruano, la corona combina tonos crudos con destellos dorados que aportan sofisticación y calidez. El muñeco navideño en el centro añade un toque festivo y tierno, mientras los adornos metálicos y la flor beisy elevan la composición hacia un diseño contemporáneo. Es una pieza que habla de hogar, de espera, de familia y de celebración consciente.
Cómo usarla en el hogar (nuevo párrafo)
La Corona Navideña puede colocarse en la puerta principal para dar la bienvenida a quienes llegan, sobre una chimenea para crear un punto focal, o en paredes donde quieras añadir calidez visual. También funciona colgada sobre una consola o acompañada de velas y arreglos dorados. Su diseño es ligero y versátil, por lo que puede adaptarse a estilos nórdicos, minimalistas o clásicos sin perder protagonismo.